Andrea Carrillo Samayoa /laCuerda 

Generalmente se asocia la sangre mensual a algo malo, shuco o a una enfermedad. Esas concepciones no han hecho más que anular y opacar la sabiduría inherente a la vida de las mujeres. Lo que se enseña, casi siempre está relacionado con la vergüenza y con tratar de ocultar los cólicos, los estados de ánimo, los dolores y cansancios que derivan, muchas veces, del ciclo menstrual. 

Para remediar lo irremediable la industria aparece en primera plana para ofrecer todo tipo de medicamentos y utensilios de limpieza, y así poco chance hay de escuchar lo que les pasa a nuestros cuerpos para procurar de atenderlos de manera integral.  

Aquí compartimos algunas informaciones que otras mujeres han registrado para transitar los ciclos. 

Los ciclos

Periodo menstrual: El ciclo inicia aquí, cuando ocurre el desprendimiento del endometrio (membrana celular que recubre el útero). En esta etapa, el útero está más grande y su cuello más bajo, por el canal vaginal escurre la sangre. Se dice que este momento es ideal para la limpieza física y emocional, favorable para el reconocimiento y atención del lado más instintivo. 

Post-mestruación: Aproximadamente hasta el día 14, después de la menstruación, es el momento de florecer. Luego de la menstruación, el cerebro estimula la producción de una hormona llamada folículo estimulante, que es producida por la glándula hipófisis, que tiene la función de producir el folículo que luego se transformará en óvulo. Aquí, los momentos de estrógenos están mas elevados, favoreciendo en la renovación del endometrio. 

Periodo fértil: Con el aumento de los niveles de estrógeno y el útero preparado para recibir el óvulo, el cerebro envía mensajes para que el folículo maduro expulse el óvulo que guardaba. Ese óvulo es conducido por las trompas uterinas hasta el útero, dando inicio al periodo de ovulación. En esta fase el cuello del útero queda más alto, abierto y con textura más suave. El moco está más elástico y transparente, propicio para el momento de la fecundación ya que facilita el transporte de los espermatozoides. 

Pre-menstruación: El óvulo maduro es llamado cuerpo lúteo, para nutrirlo se produce la hormona progesterona. En caso de que no haya fecundación, el óvulo se desintegra algunos días antes de la menstruación. Es en este momento cuando el cuerpo produce oxitocina, la hormona que propicia vínculos de intimidad, de empatía, cuidado mutuo, satisfacción y emoción. En esta etapa, es común que el moco esté más cremoso y opaco, y el cuello del útero más bajo y cerrado. 

La sangre

§  El patrón sangriento, durante el periodo menstrual, no es uniforme, puede variar de tres a siete días, con flujo que va de intenso a blando. Un ciclo completo varía en una medida de 21 a 32 días (salir de ese patrón no significa tener una patología, es necesario valorar otros factores antes de diagnosticar). 

§  Es importante prestar atención al color (amarronado a rojo vivo) y la textura (más líquida o más coagulada). Percibir los lugares donde se siente dolor y si el cuerpo está pesado, hinchado o cansado. Valorar cómo los aspectos físicos se relacionan con los emocionales. Cuanto más coagulada, más dolores se sentirán. Contraer el útero o masturbarse son remedios óptimos para liberar sangre y aliviar los dolores. 

Auto-observación 

Consejos para auxiliar en el reconocimiento de las fases de cada ciclo. 

Cuello del útero: Varía conforme al transcurso del ciclo. Hay que observar la altura (alto o bajo), la abertura (abierto o cerrado) y la textura (duro o suave) insertando el dedo. Próximo a los días fértiles, el cuello del útero estará más alto, abierto y con una textura más suave. En los siguientes días (infértiles) el cuello del útero tiende a quedar gradualmente más bajo, con la textura más dura y cerrada. 

Moco menstrual: Al observarlo diariamente se notarán cambios a lo largo del mes. Hay que estar atenta a la textura (pegajoso, cremoso, líquido o elástico), su cantidad (dulce o salado) y su color (blanco o transparente). En el periodo fértil el moco cervical tiende a estar elástico, abundante, dulce y transparente. En los periodos infértiles asume gradualmente las características opuestas. 

Temperatura: Debe ser medida por un termómetro de temperatura basal, capaz de medir un cambio mínimo de temperatura. Se sugiere hacerse diariamente (preferiblemente en el mismo horario y tomada del mismo lugar, boca o vagina). La temperatura tiende a ser más baja desde la menstruación hasta la ovulación, y sube desde la ovulación hasta el final del ciclo. La variación es pequeña. Aproximadamente entre 36.4°C a 36.7°C. 

Plantas medicinales para el cuidado del cuerpo

§  Cólico menstrual: Té de lavanda, manzanilla, anís, capím-santo, orégano, menta, artemisa y hoja de algodón. 

§  Ciclo irregular: Té de artemisa, clavo, canela y albahaca. Té de vítex -fruto del árbol costo- (hacer uso diario con pausa de una semana por mes y una pausa de un mes cada seis meses). 

§  Inflamación del útero: Té de entrecasco de barbatimon – planta medicinal de Brasil- (se recomienda cuidado con su uso interno pues en cantidades variables puede ser tóxico). Té de cúrcuma. 

§  Limpieza de útero después del parto: Té de cebolla con puerro y anís estrella. 

§  Cólico, dolor de cabeza, coágulos: Té de cáscara de limón, diente de león, cardo mariano, jugo de zanahoria diariamente, alimentación rica en magnesio y triptófano como plátano, aguacate; ejercicio físico suave. 

§  Cansancio, melancolía, cólicos, pesadez en las piernas: Té de cáscara de mandarina, cáscara de limón y anís estrella. 

§  Dolores, hinchazón en los senos: Consumo de zanahoria en la alimentación durante todo el ciclo. 

 

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* Lais Souza, Jaqueline de Almemeida, Luma Flores y Maira Coelho, Manual de ginecología natural y autónoma, Ediciones La Social, México, marzo 2020.