Virginie DeChamplain / Estudió desarrollo internacional en la Universidad Laval, Canadá. Actualmente trabaja en cooperación internacional, como asesora de igualdad de género.

Si las desigualdades entre mujeres y hombres son un obstáculo para el desarrollo, también lo son en términos de mitigación y adaptación al cambio climático. De hecho, los problemas ambientales afectan a las mujeres de manera desproporcionada. Están sobrerrepresentados en tareas y trabajos que dependen de los bienes naturales afectados por el cambio climático, como la agricultura de subsistencia, el acarreo de agua o leña. La escasez de bienes naturales aumenta el tiempo necesario para estas tareas, ya que las mujeres y las niñas a menudo tienen que viajar mayores distancias para recolectarlos. En tal contexto, el tiempo disponible para dedicarse a actividades generadoras de ingresos, educación y participación en la toma de decisiones dentro de su comunidad, es cada vez más escaso.

Foto: Archivo COINDI

Con el cambio climático están aumentando las huellas del paso de los fenómenos naturales como huracanes, tormentas, terremotos, entre otros. Estos fenómenos se convierten en desastres de gran escala que tienen impactos a largo plazo en las poblaciones debido a una mala gestión por parte de las autoridades o una intervención humana mal planificada. Dato impactante: el número de muertes por fenómenos naturales es 14 veces mayor en las mujeres y la niñez. Este desequilibrio tiene varias causas, entre las que se encuentran las siguientes:

Las mujeres representan casi el 70 por ciento de la población que vive por debajo del umbral de la pobreza, lo que las hace más vulnerables frente a los fenómenos naturales.

La cultura y los roles tradicionales atribuidos a las mujeres influyen en su movilidad. Asumir la responsabilidad de las personas dependientes aumenta en gran medida el tiempo necesario para la evacuación. En algunos casos, a ellas se les dificulta la huída debido a su vestimenta tradicional o porque su socialización les ha impedido adquirir habilidades como trepar a los árboles o nadar.

  • Las mujeres suelen tener menos acceso a alertas e información relacionada con la evacuación.

 

Las consecuencias de esta situación son desastrosas. El mayor número de mujeres entre las víctimas de los fenómenos naturales conduce a un aumento en el número de huérfanos y se incrementa el riesgo de matrimonios precoces y forzados para las niñas. De hecho, en muchos países, se espera que la familia de la esposa pague a los padres del esposo una dote para proteger y conservar a su hija. Algunas familias en situación de pobreza piensan que hacer un pago único es más factible que asumir un costo sostenido del mantenimiento de su hija, especialmente si han perdido su sustento. 

Además, la proliferación de inundaciones, sequías y olas de calor contribuyen a una mayor contaminación del agua y conducen a la propagación de enfermedades.

Generalmente el cuidado de las personas enfermas recae en las mujeres, lo que significa una recarga laboral. También hay un recrudecimiento y multiplicación de casos de violencia doméstica, acoso, violación y trata de personas contra mujeres y niñas. Las situaciones de crisis favorecen los casos de violencia contra las mujeres, ya que los órganos de protección habituales (policía, redes comunitarias, familias, etcétera) se encuentran desmantelados o sobrecargados.

Frente a los efectos del cambio climático, las mujeres son portadoras de soluciones que hay que tener en cuenta, generalmente están al frente de las estrategias que se implementan a nivel comunitario y local.

Según la ONU, suelen ser ellas las primeras en responder frente a los fenómenos naturales, son lideresas en la reducción del riesgo y contribuyen a la recuperación posterior frente a las primeras necesidades de sus familias, fortaleciendo las estructuras locales. A nivel comunitario, las estrategias de resiliencia y desarrollo de capacidades tienen mayor éxito cuando participan en su planificación; es más probable que ellas compartan información sobre el bienestar de la comunidad y son las más dispuestas a adaptarse a los cambios ambientales cuando su vida familiar sufre las consecuencias.

Acciones de cambio

Muchas mujeres, y en particular las indígenas, viven en estrecha conexión con su entorno, lo conocen profundamente y juegan un papel fundamental en su defensa, preservación y protección. Sus conocimientos tradicionales, así como las experiencias y habilidades desarrolladas en el ejercicio de sus diversos roles, las convierten en protagonistas esenciales de cambio y movilización comunitaria para enfrentar los impactos de los fenómenos naturales. 

Diversas propuestas, como la de la agroecología, permiten que las mujeres participen en actividades generadoras de ingresos beneficiosas para la preservación del medio ambiente. La agroecología, que combina el conocimiento tradicional y las ciencias ecológicas, concilia el desarrollo agrícola, la protección del medio ambiente y la biodiversidad, y tiene como objetivo garantizar la soberanía alimentaria y la generación de ingresos. 

La agroecología se interesa por la vida del suelo, busca mantener su fertilidad, renovar la biomasa, minimizar las pérdidas de energía solar, aire y agua, diversificar los cultivos y fortalecer las interacciones orgánicas para aumentar la producción y reducir las plagas. Así, se abandona el monocultivo intensivo en favor de una agricultura diversificada. 

El conocimiento tradicional de las mujeres guía la elección de semillas adaptadas a las condiciones y necesidades locales. Para combatir el agotamiento del suelo y la degradación de la tierra cultivable relacionada con la erosión, ellas utilizan técnicas de conservación del suelo: terrazas, cultivo en callejones y gestión de cuencas hidrográficas. 

En Guatemala, muchas organizaciones están involucradas en prácticas agroecológicas, como la Cooperacion Indígena para el Desarrollo Integral (COINDI), que promueve la transformación social, buscando empoderar y mejorar las capacidades de gestión política y socioeconómica de mujeres, jóvenes y autoridades comunitarias del departamento de Sololá. A través de acciones estratégicas de organización y formación humana y técnica, COINDI promueve el desarrollo de la incidencia política de las mujeres en los espacios de toma de decisiones, apoya el emprendimiento económico solidario y la promoción de saberes y prácticas agroecológicas ancestrales, gracias, entre otras cosas, a proyectos en agroecología.

 

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[1] CEPAL. 2021. La igualdad de género ante el cambio climático: ¿qué pueden hacer los mecanismos para el adelanto de las mujeres de América Latina y el Caribe?

[2] Ibid.

[3] PNUD. 2014. El cambio climático y sus efectos sobre el desarrollo humano en Guatemala.