Silvia Trujillo*/laCuerda

“Siempre quise armar un movimiento de chicas en el skate y hoy estoy viendo que ese sueño se hace posible”. 

Daniela Lemus, patinadora independiente.

 

Dicen que el skateboarding (skate) surgió en la década de los 50 en California, Estados Unidos y que se convirtió en deporte autónomo ya cerca de los años 70. (Pero eso dicen, quizás tiene otro origen, en otras latitudes, con otros rostros y lo que me cuenta la información de internet no es más que otra historia colonizada). Coinciden todas las fuentes consultadas en señalar que los primeros que practicaron dicho deporte fueron hombres. 

De las precursoras a las adolescentes que subieron al podio olímpico

Hasta 1959, se encuentran referencias de Linda Bensos quien patinaba con un modelo propio de patineta y luego en 1964 apareció Patti McGee, la primera campeona nacional de patineta femenina en Santa Mónica y quien estableció el récord mundial de la chica más rápida (47 mph). McGee también fue la primera mujer skater profesional y la primera incluida en el Salón de la Fama del Skateboarding por la Asociación Internacional de Empresas de Skateboard en 2010. Muchas otras y de distintas latitudes se sumaron después. Fue hasta agosto de 2016 que el Comité Olímpico Internacional aprobó la incorporación del skateboard como deporte olímpico y fue en Tokio 2020 cuando las mujeres compitieron por primera vez. El podio dejó en evidencia que este deporte está siendo revolucionado por niñas y adolescentes. El oro lo ganó la competidora Momiji Nishiya, japonesa de trece años, Rayssa Leal (de quien seguro se acuerdan porque la vimos siendo una niña con vestido de hada desafiando la gravedad en su tabla), brasileña también de 13 años se llevó la plata, y Funa Nakayama, japonesa de 16 años, ganó el bronce.

Y ¿qué pasa en Guate?

“En Guate hoy hay una especie de boom de este deporte, la comunidad está creciendo y es genial”, afirma Arista Martín (Ari), patinadora independiente de El Salvador quien vive y practica skate en la ciudad de Guatemala. Daniela Lemus también es patinadora independiente. Hace más de diez años que empezó a patinar, iba todos los días de zona 1 a zona 5 en su tabla para poder ganar experiencia. “Cuando empecé solo había otras dos chicas y yo. Nunca se nos tomaba en cuenta en los eventos de skate. Yo empecé a patinar porque siempre me pareció un deporte muy retador, es un poco rudo, pero aprendes y te das cuenta que es un estilo de vida”. 

Sin duda han tenido que abrirse camino en un espacio y una disciplina tradicionalmente desarrollada por hombres lo cual no ha estado exento de dificultades. “Es un deporte de golpes y caídas y quizás por eso existe el prejuicio de que las mujeres no podemos practicarlo, pero sí podemos. Para mí ha sido un reto, por tener que competir mayoritariamente con hombres. Eso y utilizar la calle me ha enseñado a ser muy viva, a que puedo salir adelante, aunque las circunstancias sean difíciles, explica Daniela.

Entre prejuicios sexistas y falta de espacios

“Es bien difícil porque aquí en Guate no hay skateparks” (lugares específicos para practicar este deporte) explica Ari. Las jóvenes que quieren patinar van a la calle, a los parques, al ball de zona 5, a la rampa de zona 6, al parque del Hipódromo de zona 2 o a la 6ta. Avenida en zona 1. Giselle Díaz (Gi) integrante de la Colectiva de patinadoras SKTAS percibe este deporte como un territorio de resistencia “porque es hacer algo que siempre se nos ha negado, incluso el hecho de tomar la calle”. Las cinco chicas que integran esta colectiva se juntan todos los domingos por la mañana al costado del Palacio Nacional y desde allí patinan hacia el hipódromo. 

Otro de los problemas es la violencia contra las mujeres en el espacio público. Ellas, desafían el mandato patriarcal en doble vía, por tomar las calles y por practicar un deporte tradicionalmente masculinizado. Al respecto enfatizó Gi “yo uso mi tabla como medio de transporte y sí he recibido acoso sexual en las calles, además me he dado cuenta que hay muchos cuestionamientos de la gente sobre nuestras capacidades, me ha pasado que me cuestionen e increpan diciendo que no puedo hacer alguna cosa”. Coinciden las skaters que esta violencia viene de afuera, de la gente en las calles, pero ninguna lo ha percibido o vivido desde dentro de la comunidad de deportistas.

Propuestas para fortalecer la comunidad de chicas patinadoras

Cada vez son más las niñas, adolescentes y mujeres que se suman a la práctica de esta disciplina. No hay edad límite, se han visto convocadas a practicarlo niñas desde diez años hasta mujeres de más de treinta. El límite son las ganas de practicarlo. Sara Morales, integrante del grupo Sk8girls se ha propuesto darle relevancia al skate femenino, “dar a conocer a las chicas que practican el deporte en Guate, juntarnos, convocar a eventos y que nos vayamos conociendo todas. Estamos tratando de crear espacios donde todas puedan sentirse seguras, cómodas y confiadas”. Y es que ganar visibilidad es uno de los retos. “Tenemos que estar en las calles, porque es el lugar donde más niñas nos ven y entre más te miran, más saben que lo pueden hacer” recalca Gi. En ese mismo marco sueñan con organizar un evento (llamado “Empuje” en la jerga de skaters) solo para mujeres “sería genial ver chavas rodar por toda la ciudad y toda la calle” enfatiza Daniela; crear espacios seguros para que puedan patinar desde las niñas que recién empiezan hasta quienes llevan mucho tiempo haciéndolo” agrega Sara. 

Cuando les pregunté que le recomendarían a quienes están empezando a patinar me dijeron “que se atrevan a romper los paradigmas de la sociedad, que tomen el skate como un reto, sean libres y hagan lo que les gusta”; “que nunca se rindan, que se animen y lo hagan con todo, busquen su skate y su enfoque”; “pierdan el miedo y practiquen a su ritmo, busquen el apoyo en sus amigas y salgan a sentir la libertad bajo sus pies”.

 

_________________________

*Agradezco a Alejandra, Charly, las chicas y chicos que conforman Fish sin cuyo apoyo la charla con las patinadoras no hubiera sido posible.