Claudia Acevedo
…Encendimos la vela y acordamos vivir!…
Nos encontramos ante una crisis capitalista, neoliberal, global civilizatoria. Sabemos, porque lo vivimos, la pandemia es el patriarcado, el capitalismo neoliberal, el racismo, la existencia de los estados-naciones, todo lo que se sustenta y se basa en el extractivismo de los bienes naturales, pero también, e igual de importante, se sustenta en el extractivismo colonial y neoliberal de los recursos del inconsciente y de la subjetividad, de la pulsión vital, del lenguaje, de los deseos, de la imaginación, de los afectos.
Esta crisis pone en riesgo –mayormente-, a los movimientos que sostienen la visibilización de la crisis misma, movimientos que hacen subjetivación disidente, desde una narrativa autocrítica y reflexiva capaz de hacer visibles las relaciones de poder colonial y sexual y que, desde sus luchas, desvelan la perversa alianza entre el neoliberalismo colonial capitalista y las fuerzas reactivas conservadoras, cuyo objetivo en su caza de brujas neoliberal, son las colectividades feministas, indígenas y negras, ya que encarnan la posibilidad de una auténtica transformación política. Hablamos de los movimientos feministas, así como de la impronta de las comunidades y sus autonomías, de la acción política para la sanación, de las prácticas de redes solidarias, del cuidado colectivo, de quienes defienden los territorios y la alimentación, de quienes luchan desde la autonomía y la radicalidad para la resistencia al sistema.
Quienes se encuentran en la lucha por la descolonización de los territorios, de los cuerpos, de la sexualidad, se ven en el camino de desarticular la ilusión abstracta que habla del progreso, de vivir independientemente y que el éxito es individual y personal. Pensarnos en comunidad de tejedoras de la vida como un continuum sin tiempo, implica quitar la energía en la velocidad del productivismo y apostar en pensarnos como sujetas, conectarnos con las subjetividades y las prácticas de construcción desde un sentido de común-unidad, sentirnos responsables de nuestra existencia y del mundo en su totalidad, poner en el centro la vida y desde ese lugar transformar de manera estructural la cultura capitalista, neoliberal, racista, extractivista.
Esa tarea es profundamente poderosa, nos pone en la corriente del río que construye una narrativa de vida sana, implica pensarnos en esta común-unidad como un proyecto político emancipatorio que interpele al patriarcado y a quienes son cómplices del patriarcado para que la narrativa sea realmente una vida sana, implica romper con la heterorealidad como paradigma ideológico en la comunidad y desde allí romper con la norma, no sólo la del capitalismo, sino la del paradigma heterosexual, tanto en términos de reproducción, como de producción de la vida misma.
En esta corriente del río nos volveremos a encontrar los movimientos feministas en Iximulew, del 17 al 19 de octubre del año en curso, daremos cuenta de un encuentro para promover el diálogo colectivo, en dónde nos reconozcamos y podamos reflexionar sobre nuestras miradas, dialogar sobre la memoria colectiva que ha nutrido nuestras luchas en este territorio, desde allí honrarnos y retejer nuestras propuestas hacia la construcción de nuestro -individual y colectivo- sueño emancipatorio.
La apuesta es mirarnos, escucharnos, reconocer y honrar a las que abrieron los caminos, ver los lugares desde donde nos situamos, visitar los contenidos de las acciones que se realizan, para finalmente explorar las propuestas que se encuentran en el camino que nos lleva a construir nuestros sueños emancipatorios.
Haremos una inmersión en tres ejes centrales, un eje para cada día, que los movimientos feministas hemos reflexionado por años en Iximulew… El primer día profundizaremos en “Cuerpos y Sexualidades Libres”, el segundo en el “Cuidado de la Red de la Vida”, y el tercero en “Lo Simbólico Emancipador”. Cada eje central se abordará desde tres transversales: Memoria, Luchas y Propuestas, para al final del encuentro hacer un entretejido del gran petate colectivo.
Convocamos a feministas en Iximulew para que se animen a compartir sus reflexiones en cualquiera de los ejes centrales, ya sea a través de ponencias, trabajo con el cuerpo o expresión artística (performas, poesía, otros).
Hacemos un encuentro para sentipensamos en una serie de dimensiones en las que hemos tenido un rol activo en la autodeterminación de los pueblos, de los territorios, de la sanación, de la construcción de redes vitales, de la vida. Ello pasa desde la recuperación de la sabiduría ancestral, del conocimiento del cuidado de la vida, hasta el saber-del-cuerpo.
Son innegables las conexiones estructurales que existen hoy entre racismo, capitalismo, devastación ambiental, patriarcado, guerras de los estado-naciones… así como también es innegable que ponemos en nuestro centro vital, –para sanar- otros vínculos primarios e importantes, otras conexiones: las redes de vida entre mujeres que somos capaces de crear, mantener y retejer, desde las resistencias antirracistas, por la defensa mutua contra el patriarcado, en defensa de la tierra, de la vida, de nuestros cuerpos.
Por ello nos encontramos, queremos saltar de las imbricaciones del sistema hacia la celebración de la existencia, de nosotras mismas, de la naturaleza, de la tierra, del agua, de la vida, de la erradicación de todos los sistemas de opresión, simbólicos y materiales, externos e internalizados, a la búsqueda de relaciones más humanas, en donde las redes en sororidad y complicidad entre mujeres sean una apuesta de construcción de los sueños emancipatorios.
En la recuperación del poder propio está la reapropiación del saber-de la-cuerpa, de la sexualidad, de los afectos, del lenguaje, de la imaginación y del deseo, estamos buscando y no sólo imaginando, sino ejerciendo nuestra liberad de sentipensar, amar, actuar y vivir para construir nuestro propio paraíso y no buscar ser incluidas en otros paraísos heteroreales, religiosos, racializados.