Norma Sancir / periodista 

El proceso electoral 2023 en Guatemala evidencia las pugnas de poder de diversos sectores utilizando todo tipo de acciones jurídicas, sociales y comunicacionales para buscar intención de voto en la segunda vuelta, creando incertidumbre y desinformación en la población.  El sector religioso dejó clara su postura reaccionando con comunicados, discursos y campañas en medios de comunicación y redes sociales. 

Actualmente dentro del sector religioso existen diversas formas de espiritualidad organizadas, una de ellos es el interreligioso Centinelas que busca con sus acciones la dignificación del Estado, y que nace a partir de la crisis política de 2015, lo que les motivó a definir su identidad como guatemaltecos y la participación del Estado, el involucramiento del activismo, para fiscalizar y levantar la voz en las injusticias de parte de los funcionarios de públicos.

Andrés Montano de Centinelas comparte que se organizan para acompañar al pueblo y mostrar unidad entre personas de diversas creencias, realizando talleres y alianzas con otras instituciones, para concientizar y hablar de los problemas en común y así denunciar en manifestaciones pacíficas.  Agrega que han tenido mesas amplias para representar voces éticas, aclara que no son estadistas, pero refiere que cualquier propuesta desde el Estado debe tener principios que las religiones compartan, reconocen que cada tradición religiosa tiene su manera de aportar. 

Guatemala es una sociedad, plurireligiosa y pluridiversa, refiere Montano: “hay sectores con  afán de  imponer sus creencias como si fueran universales y esto es contraproducente,  porque manipula la religión con fines políticos partidistas,  fomenta el miedo, la discriminación,  odio y egoísmo en las personas, creando un ambiente de paranoia no fundamentada”, agrega  que este tipo de acciones viola principios de cada religión.  

Según el artículo 36  de la Constitución Política de la República, “Toda persona tiene derechos a practicar su religión o creencia, tanto en público como en privado, por medio de la enseñanza, el culto y la observancia, sin más límites que el orden público y el respeto debido la dignidad de la jerarquía  y a los fieles de otros credos”  estableciendo un Estado Laico. El reglamento de la Ley Electoral y de Partidos Políticos (LEPP), en su artículo 67  cita que no está permitido  hacer proganda política y electoral  por medios  religiosos,  sin embargo los partidos políticos en la primera  y segunda  vuelta utilizaron discursos y valores religiosos para llamar la intención de voto en un proceso electoral democrático.   

Foto: Norma Sancir

La plataforma virtual Artículo 67 utilizó una herramienta de fiscalización en este proceso electoral para reportar este tipo de prácticas que menciona Montano,  teniendo como resultado en esta segunda vuelta 115 faltas a la LEPP.  Estas faltas van desde uso de imágenes religiosas, discursos religiosos, participación en actividades religiosas por parte de partidos políticos.  “Vimos con mucha preocupación cómo el imaginario social se movía de forma peligrosa en la narrativa, uno de esos temas, la religión, en esta época electoral. Somos defensoras del Estado Laico, aunque unas somos creyentes y otras no, vemos la importancia de la religión en la vida cotidiana, vemos que históricamente  la religión ha tenido un papel importante en la política, los últimos dos presidentes utilizaron el discurso. La religión no debe ser un instrumento de discurso político”, declara Jen Aquino de Articulo 67.

De acuerdo con el ensayo de Juan José Miranda López, quien se identifica como evangélico,  escribe que  “en general, lo que llamamos modernidad, es la cultura que se fue construyendo en oposición al dominio jerárquico-eclesial, la cultura moderna surgió de la gran cultura eclesiástica y sin embargo poco a poco fue negándola. Junto con la cultura moderna nace el laicismo. Laico viene del griego laikos, que quiere decir pueblo. Se entiende entonces que lo laico es lo que se decide desde el pueblo y no desde la autoridad eclesiástica, idea que luego se traslada a lo que llamamos modernidad, es la cultura que se fue construyendo como eclesiástica y sin embargo poco a poco fue negándola. 

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Para Centinelas los gobernantes y funcionarios que lleguen al poder con una actitud confesional, pretendiendo que sus creencias sean universales, se justifican para legislar en función de imponer. “Para evitar esos dos males se diseñó el Estado Laico para que la constitución no se defina de acuerdo con un sistema de creencias, sino para que permita la diversidad de creencias, coexistir y que la religión no sea para manipular con fines políticos”, concluye. 

Artículo 67 en su resiente comunicado previo a las elecciones insta a la ciudadanía a reflexionar: “que aunque algunos discursos religiosos pueden parecer de acuerdo a nuestra creencias, se trata de una infracción al reglamento LEPP” concluyen.