Paula Irene del Cid Vargas/La Cuerda

Es necesario que el Estado de Guatemala apoye con recursos 

la práctica del plurilingüismo para toda la población.

En estos días se cierran y abren diversos ciclos en Iximulew. El 12 de febrero de 1524, Pedro de Alvarado ejecutó el primer ataque militar peninsular contra el pueblo K’iche’ y en abril de ese año invadió Chi Iximche’, antigua ciudad principal de la Nación Kaqchikel, con este hecho inició el sometimiento y despojo violento a los pueblos originarios de  Iximulew.

En 2024, mujeres y hombres de colectivos de la Nación Kaqchikel: Popol Ajpopi’ Chi Iximche’, Consejo del Pueblo Maya Kaqchikel, Alcaldía Indígena Ajpatá’n de San José Poaquil, Kaqchikel Molaj, el Consejo de Autoridades Ancestrales de Patzicía, Chimaltenango, y otros colectivos mayas, xinkas y garífunas están reivindicando el 12 de febrero Wo’o’ Tz’i’, Waqxaqlajuj Pax, como día de duelo por los cinco siglos de invasión europea (1524-2024), honrando la memoria de abuelas y abuelos que desde entonces han defendido su soberanía, sus territorios y a quienes se les ha arrebatado la vida. Es una fecha que sirve para decir que después de 500 años aquí están sus descendientes realizando acciones para revitalizar sus formas de vida.

Una expresión de esta forma de ser y estar en la vida es la celebración del Wayeb’, que inicia el 14 de febrero de 2024, Jun Ab’ es el mes maya de cinco días en el calendario maya solar. El Wayeb’ es un período de transición, funciona como puente entre el ciclo que termina y el que comienza, se usa para evaluar los acontecimientos grandes, medianos y pequeños que sucedieron en el ciclo anterior; se despide y se agradece lo vivido. Para ello, es bueno que en estos días se vaya más despacio por la vida, guardar silencio y ponerse en contacto consigo misma, reorganizándonos para el nuevo ciclo.

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Otras acciones que se realizan como pueblos son la defensa del territorio geográfico para recuperar el equilibrio ecosistémico y las prácticas que brindan soberanía alimentaria, y acciones para la recuperación del territorio simbólico. Los retos que se encuentran son que madres y padres, con la intención de evitar que sus hijos sufran la discriminación experimentada, han evitado hablarles en su idioma, con lo que se pierden la riqueza y diversidad  de concepciones sobre el mundo y formas de relacionarse con las y los otros, por lo que es preciso restituir el valor intrínseco que tiene hablar el propio idioma con acciones comunicacionales que nos hagan sentir orgullosas de ser bilingües; ello implica el apoyo a programas comunitarios de revitalización lingüística que involucren a la niñez, a la juventud y a los mayores, estableciendo espacios de diálogo para fortalecer el respeto y la valoración de prácticas y tradiciones mayas, xinkas y garífunas. 

Sería pertinente que estas acciones fueran acompañadas por parte del Estado, asignando recursos materiales y humanos para construir un país verdaderamente plurilingüe. Entonces, empecemos por intentar, por lo menos, decir gracias (matyox) o saludar (¿la ütz awäch rat?) en el idioma de nuestro territorio. Kojtzijon pa qachab’äl (hablemos nuestro idioma).