Rosalinda Hernández Alarcón / La Cuerda

En el momento actual, lo que está en juego es la posibilidad de cambiar el escenario político de manera importante, tomando en cuenta que en Guatemala la gestión pública ha estado dominada por personas que a través de sus cargos han obtenido beneficios personales, concedido migajas a los conglomerados más pobres, recibido prebendas de las cámaras empresariales; en suma, han pisoteado principios como la honestidad, la lealtad y la solidaridad. Así lo han hecho GANA, PP, LIDER, PAN, UNIONISTA, UNE, VAMOS, VIVA, VALOR, FCN-Nación, que además se han coludido con cabecillas de iglesias fundamentalistas, crimen organizado y mafias traficantes.

Al suspender de manera repentina los resultados electorales dados a conocer por el Tribunal Supremo Electoral (TSE), el 25 y 26 de junio, la Corte de Constitucionalidad (CC), creó incertidumbres y confusión, pero sobre todo confirmó la desconfianza hacia las instituciones del Estado. 

¿Qué significa ese dictamen? Invalidar, poner en duda, postergar o cancelar los resultados electorales. Resulta que los titulares del TSE anunciaron que Sandra Torres y Bernardo Arévalo pasaban a segunda vuelta, pero sorpresivamente la CC cedió a la Corte Suprema de Justicia la potestad de resolver sobre las actas impugnadas. ¿Por qué las autoridades electorales fueron relegadas y toman el mando los máximos organismos judiciales?  Es inaudito que una inconformidad con los candidatos a la segunda vuelta, sin evidencias, sea considerada como válida, aduciendo un fraude electoral a nivel nacional. 

Hay que tener presente que ni Sandra Torres ni Bernardo Arévalo son comunistas. Lo importante a resaltar es qué representan. Ella personaliza la forma tradicional de hacer política mediante ejercicio de abuso de poder, alianzas sin principios, reproducción y tolerancia a la corrupción e impunidad. Arévalo y su partido, Movimiento Semilla, simbolizan la posibilidad de cambio en la gestión pública, basado en 4 principios: un Estado eficaz con autoridad y legitimidad, democracia participativa, equidad y una economía incluyente y respetuosa con la naturaleza. 

Cuando un pueblo es protagonista de los cambios sociales, existen mayores oportunidades para buscar cambios de raíz que transformen este sistema (capitalista, patriarcal y racista) reproductor de desigualdades que vive la mayoría de la población, y ha sido el caldo de cultivo para fortalecer un Pacto de Corruptos, un empresariado voraz y un narcoestado. 

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Las arbitrariedades cometidas por altos funcionarios electorales y judiciales están motivando la protesta ciudadana y los llamados a unir fuerzas. Con respecto a esto último, hay agrupaciones que proponen que ─en este camino de unidad─ se deje claro los límites de las alianzas, para que la unificación de voluntades se fundamente en los puntos de coincidencia. En otras palabras, hoy se establece la unificación de esfuerzos para defender el voto; y mañana, habrá que precisar la consigna que sostendrá la articulación de fuerzas, sin perder la identidad de cada agrupación. Si esto ocurre será esperanzador, porque existirá un conocimiento mutuo que ayudará en otros procesos de unidad de mayor alcance y que perduren más allá de una coyuntura.