Mariajosé Rosales Solano

La primera vez que escuché sobre “la pulsión vital de la vida” fue de Claudia Acevedo1 y Sara Álvarez2 en espacios de plática, lo que hizo sentir el latido de nuestro corazón y nuestro pulso. Reflexionábamos sobre qué significa ser lesbiana en Guatemala y decían que era necesario revisar cuáles son los caminos que tomamos y si estos nos hacían sentir la vida, si eran caminos hacia la vida.

Ser lesbiana en un mundo heterorreal, donde el regimen heterosexual3 está diseñado tan perfectamente que continúa siendo pensado como una naturalidad, dialogar sobre los caminos trabajados y por abrir, ayuda a visualizar por dónde andar en estas realidades.

Estamos seguras de una cierta baja de energía por parte de los movimientos territoriales en Mesoamérica que afecta los cambios colectivos a nivel del sistema de dominio. Este artículo pretende contribuir a desmenuzar qué ha pasado, cuáles son los aportes y existencia; cómo estamos ahora y hacia dónde vamos o queremos ir. Con esta intención invité a varias lesbianas-feministas de Mesoamérica a responder tres preguntas y traté de hilar sus palabras y sentires para contribuir a las reflexiones sobre cómo continuamos nuestra propuesta de vivir otras maneras, como menciona Claudia Acevedo. 

¿Qué significa un posicionamiento lésbico-feminista?

Nombrarse desde un lugar de enunciación provoca sentir libertad y armonía en los cuerpos y en las vidas de quienes lo hacen desde diferentes formas. Nombrarse lesbiana requiere valentía y significa un acto político de amor. A veces no lo hacemos desde las palabras sino desde la corporalidad, la estética y desde cómo decidimos y generamos las condiciones para vivir una existencia lésbica en una sociedad heterosexual. De igual forma sucede cuando se nombra desde los pueblos originarios o negros, o desde las prácticas anti-racistas

A muchas les incomoda nombrarse o que otras se nombren lesbianas; para otras, han sido procesos de reflexión, de sentir rabia, de gritos, sanación y posición política. A veces le llaman “etiqueta”. Siento que la diferencia es cuando se trata de una propuesta política colectiva, porque es importante sentirla y entrelazar con otras y otres al escucharles desde los diferentes lugares.

En ese sentido, al referirnos a la presencia en lo público o a nombrarnos, significa para nosotras alegría y tranquilidad, ese es nuestro deseo. No obstante, en sociedades donde el fascismo está impregnado hasta en el deseo de la vida, las sociedades activan sus alarmas vigilantes y es donde nos colocan en un lugar de riesgo, vergüenza (para las personas cercanas, también), odio y lesbicidios.

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¿A qué nos referimos con lugar de enunciación?

A nombrar experiencias y sentires de quienes están en ciertos espacios, en ciertas relaciones sociales y organizacionales en la vida. Es decir, dentro de las estructuras de cómo nos organizamos las y los seres humans (coercitivamente o bajo consenso), por las políticas de despojo. Si se han construido socialmente lugares, significa que las políticas de despojo son más fuertes y la violencia mucho más extrema, o significa privilegios para la vida. Este lugar de enunciación es para visibilizar los sitios desde donde nos ubicamos y cómo estamos en la vida.

Para nosotras es importante enunciar cuál es el lugar que cada persona o colectividad, pueblo, comunidad ocupa al organizase; enunciar su lugar, su cosmovisión, sus formas de organización para conocer y reconocernos y así la articulación será más honesta y transparente. Desde las lesbianas-feministas nombrarnos es una acción política necesaria; desde la negritud, la ancestralidad, lo popular, reconocer que existen historias colectivas, formas de vivir, diferencias y desacuerdos. También es una acción para reflexionar y recuperar la memoria desde la opresión, quienes habitamos desde allí para reparar y cancelar todo tipo de acción/movimiento/relación que sostienen las relaciones raciales, sexuales y de despojo.

Autoras feministas negras como Djamilia Ribeiro, Lélia Gonzáles, Grada Kilombra, Patricia Hill Collins, Audre Lorde, hablan de ese lugar donde se reivindica el “protagonismo y la presencia de la producción de sus saberes”4. Desde sus experiencias y sus conocimientos, nombrar la vivencia negra. Es así como Patricia y Audre nombran la teoría del punto de vista o el mirar profundo como un método para la transformación. Es importante resaltar cómo ese lugar de enunciación significa colectividad y experiencias compartidas.5 Según Djamilia.

Se trata de una postura ética, puesto que, en nuestro entendimiento, no puede haber una desresponsabilización del sujeto con poder.

A lo largo de la historia, ha sido subrayada por diversas intelectuales negras y negros la necesidad de romper con el régimen de autorización discursiva,

con el silenciamiento y/o supresión de saberes, para combatir la violencia estructuralmente impuesta contra grupos oprimidos.6

Lesbianas-feministas de Iximulew y Mesoamérica argumentan que hablar del lugar de enunciación es posicionarse ante la vida, es un relato de cómo estamos, cómo una vive en su colectividad e individualmente, cómo organizamos los cuidados y cómo estamos involucradas en la red de la vida. Este lugar se nombra con palabras, al igual que desde la corporalidad. Es una ruptura al sistema, transgresiones cotidianas, según Claudia Acevedo, a la “heterorrealidad como paradigma ideológico lo que hace retomar la pulsión de la vida”.7

Según Celeste Mayorga:

…aporta al erotismo el amor entre mujeres, la relación entre mujeres desde otro lugar que no puede ser sólo en lo sexual sino como ese reflejo de vernos. (.) Es posicionarme desde un lugar más político y de la conciencia de muchas estructuras del heteropatriarcado.8

Para Larissa Villacorta de El Salvador, “significa mi diario vivir, no es una cuestión performática, vivo todos los días siendo lesbiana-feminista, todas las decisiones que tomo, toda mi cotidianidad tiene que ver cómo me identifico. Es cotidianizar la lucha.”9 Coincidiendo con Larissa, es modificar y crear formas más equilibradas de vivir desde nosotras, desde las lesbianas, trabajando el racismo y la heterosexualidad; posicionándonos contra el despojo y ocupando lugares desde la vida, desde los amores y el diálogo. Recuperar nuestros deseos, la complejidad de las cosmovisiones, sintiendo la pulsión de nuestros cuerpos y retomar la colectividad, la comunidad, por más complejo que esto parezca.

En este sentido, coincidimos en la fuerza de posicionarse y vivir desde un lesbianismo-feminista porque retomamos la existencia desde nuestro centro energético del ser y estar en la Red de la Vida. Para Norma Cacho10, una de las integrantes de la colectiva LesBrujas en Chiapas,

 

Es una práctica y pensamiento profundamente radical que apuesta por una transformación de relaciones entre nosotras, entre las mujeres, entre las lesbianas que,

sí pasan por el amor, por el afecto, por la sexualidad, pero con el fin último, por apuestas de vida mucho más armónicas, que desacaten no solamente estos órdenes sistémicos,

sino que construyen apuestas de colectividad, de los territorios, del sosten de este mundo.11

Para nosotras, nombrarnos desde allí es más profundo que una identidad. Desde hace varios años, feministas negras y autónomas han desarrollado reflexiones sobre qué significa la política de identidades y cómo interfiere en la articulación y en el movimiento hacia la emancipación. Sobre todo cómo interfiere con la libertad. Argumentan que es necesario nombrar las realidades y más aún si éstas son estratégicamente silenciadas. Sin embargo, se llama a poner atención a ese lugar de “identidad” ya que la influencia de la cultura judeo-cristiana y el deber ser normalmente vuelven a imponer reglas, normas, comportamientos aceptados o no, en esas “identidades” y muchas veces se nos olvida que esa identidad también necesitamos transformarla y crearla desde otros lugares.

El cuestionamiento es sobre la política, es decir, relacionarnos y organizarnos desde estos lugares no- movibles, estáticos, y sin permiso de cambiar, modificar y construir desde la pluralidad.

Así como mencionan Lesbrujas en la convocatoria a las jornadas en Chiapas en 2014:

 No asumiremos una identidad lésbica única, homogénea e inamovible para integrar el espacio que proponemos.

Tampoco calificaremos las diferentes formas de construirnos lesbianas

Respetamos los procesos e historias de vida de cada una, el nombrarse, el constituirse en lesbiana pública o no.12

Para construir sociedades, comunidades, redes de cuidado transformadoras hacia una vida en plenitud, es necesario revisar los lugares que ocupamos desde la opresión: lugares autoritarios, de menosprecio y odio hacia las, les y los “otros”, el deseo de dominar y acumular. Y para vivir la plenitud, como menciona la señora Delfina Aj13, terapeuta maya pocomam, es necesario aprender a dialogar, para que los conflictos no sean el camino hacia rupturas violentas.

Hitos en la región mesoamericana

Las formas de organizarnos como humanidad han sido múltiples y entrelazadas con el entorno. En algún momento la idea de acumular, expropiar y controlar empezó a moldear las formas de vida y de relacionarse en ciertos lugares. Estos grupos decidieron ocupar otros territorios y desalojar, apropiarse de territorios y cuerpos. El comercio, la reproducción, la producción de los alimentos, la obtención de los medios de vida, los amores, entre otros, se vieron forzados a moldearse en los territorios donde se impusieron ideas coloniales.

Según el análisis de las feministas decoloniales y nigerianas, la construcción de género es una práctica o estrategia para la colonización en los territorios. Es interesante que existan más estudios sobre cómo cambiaron las relaciones sexuales en las poblaciones originarias de esta región a partir del ordenamiento forzoso de la invasión. Durante la colonia, la re-organización de finca contribuyó a profundizar la heterorrealidad y el régimen heterosexual para conformar las “familias nucleares tributarias”14, grupos para el cuidado, la explotación y el trabajo forzado a través de apropiarse de los cuerpos racializados y sexualizados desde las especificidades del despojo.

Al igual que han existido resistencias desde los pueblos originarios, las ha habido desde las mujeres y, por supuesto, desde las lesbianas. Lastimosamente, sólo las lesbianas somos quienes buscamos estas historias y memorias, y no nos damos abasto para recuperar y sistematizarlas. En este artículo se abordará ligeramente los últimos treinta años de este movimiento.

Durante este periodo han existido hitos que han transformado la vida de lesbianas en el mundo. Aquí trataremos de resaltar algunos de éstos en Mesoamérica e Iximulew; estos los mencionaron en las entrevistas, según mi investigación y las fuentes consultadas. Aprovecho para que continuemos individual o colectivamente construyendo nuestras memorias en este territorio, no solamente de las expresiones “formales” organizativas, sino de las existencias lesbicas.

La ruptura en los Encuentros Feministas Latinoamericanos y del Caribe (EFLAC)

En el segundo EFLAC (1983) en Bogotá, se realizó un taller autoconvocado “Patriarcado y lesbianismo feminista”15, con una asistencia de 400 lesbianas (casi el 40 por ciento de ese encuentro). “El taller se prolongó más de dos horas; realmente no fue un taller como hoy lo entendemos, fue un espacio de discusión, de encuentro, de cuestionamiento, de preguntas y respuestas.”16

En el siguiente encuentro, en Chile (1985), se desarrolló un espacio específico, convocado por compañeras peruanas llamado “¿Cómo nos organizamos las lesbianas?” Es en este espacio donde se evidencian las ganas de organizar encuentros propios de lesbianas-feministas. “Rescatamos lo que el lesbianismo aportaba al feminismo latinoamericano, es decir, ver el amor entre mujeres como una cuestión político ideológica y no como una mera opción sexual, hablamos de un estilo de vida posible para cualquier mujer.”17 A partir de este momento varios acontecimientos generaron el primer encuentro de lesbianas-feministas en 1987, en Cuernavaca, Morelos.18 Desde entonces se han realizado diez encuentros lésbico-feministas.

Estar presentes en los encuentros feministas aumentó la asistencia de lesbianas para tratar de generar espacios de articu- lación con las diferentes corrientes de feminismos caribeños y de latinoamérica y provocar espacios propios para llegar a más lesbianas. Adicionalmente, estas juntadas generaron que en los territorios se organizaran más desde el lugar de las lesbianas-feministas. Así sucedió con algunas lesbianas organizadas en la ciudad de Guatemala, al intercambiar con otras internacionalmente, se dio un salto cuántico del movimiento LGTB y el vínculo con los feminismos hacia construir pensamiento político desde el lesbianismo-feminista.19

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Uno de los encuentros más mencionados en referencia a nombrar espacios específicos de lesbianas fue el VI EFLAC (1993) en El Salvador. Fue importante para el territorio mesoamericano por la facilidad de la asistencia de lesbianas de este territorio; esto provocó sentir la posibilidad de generar espacios separatistas de la propuesta queer y feminista en Mesoamérica y tejió pensamiento para atreverse a organizarse desde ese lugar.

Nuestros encuentros

Sobre los encuentros lésbico- feministas, también existen rup- turas y cambios, por ejemplo, para Claudia Acevedo, un hito importante fue el encuentro de Chile (2007) cuando se declaró el 13 de octubre como el día de las rebeldías lesbicas-feministas. Un toque de radicalidad a las posturas, “empezó a gestarse la rebeldía en todo el Abya Yala como propuesta política de alcance.” 20

Durante el VIII encuentro (2010), realizado en Guatemala, más de 300 lesbianas, algunas lesbianas-feministas, algunas otras sólo lesbianas, asistieron a este encuentro que la Ekipa preparó por un año. Hubo una ruptura fuerte porque, según una interpretación con la que coincido, se reconoció la necesidad de que las lesbianas con articulación en el movimiento trans, queer, bisexual, hicieran sus propios encuentros, es allí donde surge el Encuentro lesbitrans “Venir al sur”. 21

Los siguientes encuentros en Bolivia (2012) y Colombia (2014), aportaron de diferentes maneras; en Bolivia fueron las feministas comunitarias quienes recibieron a todas, a partir de allí fue agarrando fuerza esta propuesta desde las lesbianas de pueblos originarios, negras y populares. En Colombia cambia el nombre a Encuentro lesbico- feminista del Abya Yala. En este encuentro, la metodología trató de complejizar el pensamiento y accionar lésbico-feminista al colocar la imbricación de las opresiones y cuáles eran las resistencias desde los cuerpos de lesbianas negras, de pueblos originarios y populares. Contribuye a colocar el racismo sobre la mesa en este movimiento.

Otros encuentros interesantes en la región fueron las Jornadas Lesbofeminista antirracistas “Tejiendo rebeldías” en Chiapas (2014), donde se hiló el análisis sobre la colonización y el régimen heterosexual: el racismo “es la base del nuevo orden mundial económico, de las políticas neoliberales y de la expansión de la industria militar (.)”22 según este posicionamiento, nos convocaron a reconocernos entre todas para vincularnos, para construir juntas caminos que generen espacios y lugares más justos para todas.

Otro hito importante es el de las diferentes Escuelas Lésbi- cas-feministas como procesos de reflexión y, en algunos casos, tam- bién como espacios de sanación. Estas escuelas contribuyeron a difundir las propuestas y reflexionar sobre las existencias, y más importante, hacer un círculo de lesbianas para sentirnos seguras. Desde Abya Yala, se decidió tratar de hacer escuelas antes de los encuentros, como un ejercicio de profundizar en el pensamiento, para los encuentros más grandes.

En Guatemala se vivió una experiencia en 2009-2010 en la que treinta lesbianas estuvimos involu- cradas en esta escuela, como parte de los caminos para generar movi- mientos políticos emancipadores. Según Lucía Robles23, cuando soñaron desarrollar la escuela en Guatemala, “surge como un espacio de encuentro y que nos permitiera re-pensarnos desde nuestra vivencia en este contexto”24, una necesidad de construir y sentir pensamiento propio desde este territorio.

En El Salvador se realizan escuelas desde 2016, tomando en cuenta la metodología de la es- cuela desarrollada en Guatemala. Esta acción es parte del trabajo de la Asociación de Mujeres por la dignidad y la vida (Las Dignas) y, según mi sentir, esto junto a otras acciones, han aportando la diferencia de la fuerza organizativa que existe en estos tiempos en El Salvador, a diferencia de otros territorios de Mesoamérica en relación con el lesbianismo-feminista. Por ejemplo, la organización Las Hijas de Safo abrió un centro cultural donde realizan diferentes actividades. Sus reflexiones son potentes, sistematizadas y colectivas.25

Uno de los hitos en los procesos de reflexión es el de las metodologías y el erotismo como herramienta que construye poder.26 Allí se pone el cuerpo como el lugar de conocimiento y de sistematizar junto a otras; qué sucede y cómo lo sentimos; qué hacemos ante un contexto racial, sexual y de acumulación; cómo resolvemos las vulnerabilidades y cómo vivimos las resistencias, los amores, los deseos, la maternidad, el racismo y la lesbofobia. El erotismo intenciona una conexión con el cuerpo y los placeres, energéticamente mueve el cuerpo hacia la vida. 

Estas metodologías han sido ensayadas en los diferentes encuentros, jornadas, talleres, escuelas, en nuestra propia vida. El intercambio, con los aportes desde las cosmovisiones ancestrales, negras y populares, hizo que estas formas de entrelazar conocimientos y reflexiones, toquen y hagan temblar los cuerpos y por tanto, muchas veces, hay rupturas y cuestionamientos duros, necesarios. Aún así, es pertinente revisar las formas cómo nos cuestionamos, y abordar los puntos en desacuerdo en las colectividades para que cada vez sea menos doloroso y no cause daño.

Varias  lesbianas-feministas de Iximulew han sido parte de equipos donde se ha profundizado y elaborado propuestas metodológicas de sanación, a través de memoria, moviendo las energías y reconociendo lugares diferentes para transitar de la victimización a vivir desde la autonomía, la autodeterminación y la libertad. Estas propuestas de sanación han sido aportes importantes para trabajar los dolores, traumas, lograr recuperar el cuerpo del dominio masculino y colonial.

Las acciones en las calles

Estas fueron permanentes en los años 2006-2014. Según Larissa, un momento que le cambió su vida fue la campaña que Las Dignas realizaron en 2013 en torno al 13 de octubre: “Lesbiana porque me gusta y me da la gana”: “. me cambió la vida porque, aunque yo no me visibilizaba como lesbiana, fue la primera vez. Se hizo una marcha grande, pasamos por la Zona Rosa, fue la primera vez que me sentí libre.”27

En este mismo camino, en la Ciudad de Guatemala se realizaron varias acciones que impactaron en las calles y la vida de lesbianas, desde varios espacios, como La Batukada Feminista28, por ejemplo la acción de colocar empapeladas con la pregunta ¿Cuándo te diste cuenta que eras heterosexual? en varios lugares donde transitaban jóvenes, como en la universidad pública de San Carlos de Guatemala. En la Colectiva Todas Somos se decidió usar el 13 de octubre una playera con la misma frase que la campaña de Las Dignas; ese día en la noche nos juntamos para contarnos y platicar sobre las reacciones en las calles donde transitamos más de diez lesbianas. Fue impresionante, las miradas, el alejamiento, el asco, el acoso y estoy segura que otras se sintieron alivianadas que no estaban solas.

La Batukada también organizó una acción el 8 de marzo de 2007, en la Corte Suprema de Justicia, desde donde inicia la marcha del movimiento de mujeres en esta ciudad, iban con sus cuerpos pin- tados con una letra que entre todas formaba la frase “Este cuerpo es mío”. Para realizar esta acción, se prepararon con varios meses de antelación porque era un desnudo en un lugar de riesgo y vulnera- bilidad. Organizaron un cordón de seguridad, se prepararon energéticamente, tuvieron acom- pañamiento de varias lesbianas, además de quienes realizaron la acción. En palabras de Claudia Acevedo, “con la intencionalidad de poner el punto en el asunto, qué pasa con nuestros cuerpos y qué es lo que el patriarcado pre- tende robar de nuestros cuerpos y nuestras vidas”.29

Otra acción que retumbó fue una manta con una fotografía en la que más de una decena de lesbianas-feministas con sus cuerpos desnudos simbolizan un territorio libre de violencias y sentidas para los placeres. Nombraron esta imagen como “Territorio Libre” y se instaló en el espacio del Foro Social de América (2009) en la Universidad pública, al cual asistieron más de dos mil personas de todo Abya Yala. Esta manta se ubicó en el espacio específico donde las mujeres nos reuníamos, en la Carpa de las Mujeres.

Aunque parece algo sencillo simbólicamente, provocó disgustos, enojos, reflexiones, cambios dentro de los movimientos políticos, y donde más nos importó, fue dentro del movimiento de mujeres, mujeres mayas xinkas y feministas. Para las lesbianas- feministas fue una acción que representó poner la reflexión sobre los cuerpos como territorios, como memoria y según las palabras de Claudia Acevedo, era urgente hablar sobre cómo reflexionamos sobre ellos en los contextos en los que todos los demás movimientos discutían las guerras, la violencia sexual, el extractivismo, la persecusión, el genocidio, entre otros. Al pasar los años, algunas mujeres mayas me han comentado sobre el impacto que les generó y cómo después de un tiempo, les ayudó a reflexionar sobre el significado de recuperar los cuerpos.

Algunas expresiones lesbicas-feministas y lesbianas en Iximulew en los últimos treinta años30: 

Colectiva Todas somos

Lesbiradas

Mujeres somos

Lesbianas al aire

Nosotras, las otras

Revista Imagina

ODISCEA

Vidas Paralelas

Desde Nosotras

La Batukada Feminista (2007), al igual que ODISCEA (2019) realizaron la acción del beso en las calles para continuar insistiendo en visibilizar la existencia lésbica.

Retos, cambios y propuestas

Uno de los retos más importantes es hablar y pensar métodos o rutas sobre cómo manejar los desacuerdos, las rupturas, los diálogos y los consensos. En muchas ocasiones las rupturas se dieron en las colectivas, relaciones, grupos y organizaciones, por falta de diálogo sobre los desacuerdos y las diferencias en las posturas o interpretaciones sobre cómo accionar. No escucharnos y reaccionar desde el enojo nos llevó años de rupturas, alejamientos y dejar de movernos colectivamente. Aunque muchas hemos pasado por procesos de sanación, es una tarea pendiente fortalecer el ejercicio de la escucha y sentirnos en los caminos hacia la emancipación, recordarnos que lo que hacemos desde este lugar es para que vivamos más tranquilamente, y crear pensamientos y propuestas propias. Es fundamental hablar, dialogar y respetar.

Un reto importante es resguardarnos y mantenernos en espacios sin riesgos y cuidarnos, recordar que “nos quieren matar”,31 afirmación de una joven quien huyó de El Salvador, temiendo por su vida, que se entrelaza con una historia en Jalapa, Guatemala, en 2019 cuando asesinaron a dos mujeres y dejaron el mensaje en sus cuerpos: “Por panochas, se murieron”.32 Según una compañera xinka, esta palabra hace referencia a las lesbianas de ese territorio, a cualquier mujer que esté fuera de las características femeninas y no cumple con sus obligaciones de “la cultura rígida del sexo”.33 Claramente, este fue un lesbicidio34. Así que un reto y al mismo tiempo una acción amorosa es cuidarnos entre nosotras y construir espacios seguros para las lesbianas.

Las propuestas

Estas son múltiples: una actual y sentida entre varias es encontrarnos y como mencionó Lu Robles hace doce años, necesitamos espacios para pensarnos, sentirnos y escucharnos. Así lo siente Celeste: “Reencontrarnos intergeneracional, espiritual, políticamente y sanar nuestras historias”35, de esta manera podemos aprender a dialogar entre nosotras. Claudia propone una ruta: 

Ver que pasó, los caminos que hemos recorrido para hacer transformaciones para nosotras.

Hacer un espacio colectivo, una encerrona para pensarnos, para hacer un diálogo entre nosotras primero, donde podamos revisar,

hacer un análisis, cómo hemos sentido esta última década donde la invisibilización ha sido muy fuerte.36

 

El lesbianismo-feminista de Mesoamérica ha aportado grandemente al pensamiento y accionar político desde los feminismos y al movimiento de las disidencias. Muchas veces se intenta invisibilizar, otras veces se ha intercambiado para complejizar los pensamietos y propuestas, desde la reciprocidad para tejer más fuerte. Un “encuentro de análisis, hablarnos las cosas claramente, honestamente y hacer las transformaciones desde allí”.37

En el análisis se ubicó el cuerpo como materialidad para sentir la vida, como el lugar para transformar y transgredir, para recuperar tu guía interna y nuestros instintos. Por medio de talleres de autodefensa feminista, procesos de sanación y teorizar sobre los cuerpos y la heterosexualidad, se ha desarrollado un análisis compartido con otras y otres. Evidenciar la heterosexualidad como un régimen político, en palabras de Norma:

Me parece que las apuestas lésbicas-feministas han sido pioneras en evidenciar a la hetero- sexualidad como un régimen político, económico que norma la realidad que organiza los territorios,

la política, que organiza la convivencia, y justamente buscamos desacatarlo no solamente con nuestra práctica erótica-afectiva sino con nuestra práctica política, nuestro pensamiento, nuestra acción.

Creo que ha sido pionera en develar o en hacer explicita esta relación entre el régimen heterosexual, el patriarcado, el colonialismo, el racismo, el capitalismo y otros regímenes.38

 También, como propuesta, al interior del movimiento, se ha destacado la importancia del antiracismo en el lesbo-feminismo, entrelazando todo el bagaje teórico y reflexiones desde las mujeres mayas, de pueblos originarios del Abya Yala, y las mujeres y pueblos de la diáspora negra. Algunas lesbianas-feministas han entrelazado el análisis del racismo y colonialismo con la heterosexualidad. Desde las feministas lesbianas decoloniales y las lesbianas- feministas negras y de los pueblos han construído propuestas y análisis sobre prácticas antiracistas. Estas discusiones son un reto para continuar proponiendo y desacatar el sistema racial junto al sistema sexual.

El análisis de la heterosexualidad viene de Monique Wittig, Adrienne Rich; ahora varias estamos elaborando desde este punto, como Norma Cacho, Ochy Curiel, Lucía Robles, Numa Dávila, Celeste Mayorga, Nadia Rosso, Seluna Romero, Karina Vergara, Xiomara Carballo, por mencionar algunas.

En estos momentos elaboro un análisis sobre la heterosexualidad, el racismo y los cuidados, para deshilar cómo estos regímenes son la base para mantener los cuidados gratuitos o en formato de trabajos forzados, por medio de nombrarles “amor”; y desde la racialidad de los servicios de cuidados remunerados, si así se puede nombrar, son parte de los trabajos casi forzados por la miseria de salarios u honorarios otorgados a poblaciones racializadas no-blancas. No es posible cubrir, desde la mirada de obtener los medios de vida por medio de la generación de ingresos, las necesidades, mucho menos las desesidades.39 Es la heterosexualidad la que mantiene y asegura este sistema donde los cuidados se generan en nombre del amor heterosexual y perpetúan el que las mujeres se queden para servir obligatoriamente al hombre y a su familia.

Una propuesta, y con esto quisiera cerrar este aporte a la memoria de los movimientos y la existencia lésbica, es la de la Ekipa-Colombia sobre profundizar los análisis para observar los mecanismos de control y despojo y cómo accionamos junto a las expresiones rebeldes y de resistencia que existen en los territorios. Profundizar significa evidenciar la imbricación de las opresiones y los mecanismos de control. Al realizar este ejercicio, es posible que los diálogos entre las diversas expresiones de movimientos sean más honestas y responsables.

Por esta razón, desde Iximulew hablamos de verse el cuerpo y sentirlo como un territorio libre, hacernos responsables de sanar traumas y dolores para estar bien y desde allí relacionarnos.

En palabras de Norma Cacho:

Las propuestas siguen estando vigentes, y son más urgentes ahora más que nunca, de continuar problematizando y reflexionándose, me quedo con una sensación de desarticulación y des-movilización; creo que por muchas razones que quizá no termino de comprender y son válidas en las apuestas de cada una. Hemos estado en el marco de otras luchas, quizá por nuestros contextos nos han absorbido, nos han parecido más prioritarias, la impronta de nuestra práctica política como lesbianas- feministas está allí.

Me parece que es urgente articular y rearticular nuestros análisis y nuestras acciones políticas, sobre todo, frente a las disputas y a las polarizaciones tan contundentes que estamos viendo en los feminismos actualmente. Me parece que hace falta mucho diálogo y visibilidad de las propuestas de las lesbianas-feministas, que no es que tengamos la verdad absoluta, no es lo que buscamos, lo que sí buscamos es aportar pensamiento crítico y acción política crítica.40

En un espacio donde nos juntamos varias lesbianas-feministas de Centromérica, hablamos de continuar organizándonos desde este lugar de enunciación y organi- zar nuestras vidas para que la autonomía, la autodeterminación y la comunalidad, sean los caminos para respetar y ser parte de la Eed de la Vida. Sentir la libertad y emancipación en nuestras vidas y comunidades. Para las no-lesbianas: escúchennos, generemos espacios para dialogar pero también, para quienes necesitan desestructurar, desarrollemos espacios para desprogramar los sistemas de opresión en nuestros cuerpos. Tal vez no son los mismos espacios y es allí donde hemos errado.

#SueñosFeminsitas

 

——

  1. Entrevista personal, febrero 2023. Lesbiana-feminista anti-racista, referente sobre el lesbianismo en Guatemala.
  2. Mujer maya kaqchikel, terapeuta social y metodóloga de las propuestas de sanación. Lesbiana.
  3. Se invita a buscar estas dos categorías, existen diversos materiales como libros teóricos, video-documentales, podcast, etc.
  4. Djamilia Ribeiro, “Breves reflexiones sobre lugar de enunciación”, Relaciones Internacionales No. 39, Grupo de Estudios de Relaciones Internacionales-UAM, México, octubre 2018-enero 2019, p.15
  5. Ibíd.
  6. Ibíd. p. 17
  7. Claudia Acevedo, op. cit.
  8. Entrevista febrero 2023.
  9. Lesbiana-feminista, curiosa ante la vida, antropóloga. Participa en Las Dignas y es investigadora sobre la violencia contra las mujeres.
  10. Lesbiana-feminista.
  11. Entrevista personal, febrero 2023.
  12. Convocatoria a las Jornadas Lesbofeministas Antirracistas, “Tejiendo rebeldías”. 1 al 5 de abril de 2014. ¡Complotando juntas contra el heteropatriarcado capitalista y colonial!
  13. En un espacio sobre sexualidades y sanación.
  14. Ana Patricia Castillo Huertas, Las mujeres y la tierra en Guatemala: entre el colonialismo y el mercado neoliberal, Editorial Serviprensa, Guatemala, 2015.
  15. Cecilia Riquelme, “Apuntes para la historia del Movimiento lésbico en América Latina”, revista digital Rebelión, en https://bit.ly/40Cd3tI 
  16. Ibíd. s/p
  17. Ibíd
  18. Para mayor descripción de la historia, visita el artículo de Cecilia y las diversas publicaciones sobre los encuentros.
  19. Claudia Acevedo, consulta para este artículo, abril 2023.
  20. Entrevista, febrero 2023.
  21. Es una síntesis de lo que sucedió porque fue bastante fuerte en referencia a la disputa por el espacio. Escribo esta reflexión en referencia al contenido de este artículo. Este es una ruptura que necesita ser más dialogada.
  22. Pronunciamiento público “¡Complotando juntas contra el heteropatriarcado capitalista y colonial!”, 6 de abril 2014.
  23. En 2010, lesbiana-feminista, era parte de Lesbiradas y pensadora junto con otras de la escuela.
  24. Lesbiaradas, Escuela de formación lésbica feminista en Ciudad de Guatemala, 22 de junio 2010. https://bit.ly/3HbikS8
  25. Estas expresiones son en la Ciudad de Guatemala y en Quetzaltenango. Deseo que existan más en otros lugares y territorios.
  26. Ruda “Yo estoy muerta dos veces en El Salvador; una, porque soy mujer, y dos, porque soy lesbiana, 30 de junio de 2020, En: http://bit.ly/3XO7y9X
  27. Esvin López, “PDH condena crimen homofóbico contra mujeres”, Publi News, Guatemala, 23 de abril de 2019. En: http://bit.ly/3SGVS8c
  28. Claudia Hinojosa, “Gritos y susurros. Una historia sobre la presencia pública de las feministas lesbianas”, 2011. En: https:// bit.ly/41yIoza
  29. Que no se nos olviden sus nombres: Betzí Co Sagastume y Kelli Villagrán Recinos. Se solicitó el expediente en la Procuraduría de Derechos Humanos, el caso sigue abierto y rechazaron la entrega del expediente por esta razón. Marzo 2023.
  30. Op.cit.
  31. Op.cit.
  32. Ibíd. Claudia Acevedo
  33. Op.cit.
  34. Desde algunas colectivas, mujeres rurales, comunitarias, ecofeministas y economistas feministas, hablamos de un vínculo entre los deseos y las necesidades, y organizar la vida para su sostenibilidad desde ese punto, por eso le llaman “desesidades”. Cruza el deseo y las necesidades físicas tanto de la humanidad como de todos los seres vivos.
  35. Op.cit.