Maria josé Rosales Solano / APSM

Foto: Gabriela Fuentes

La Alianza Política Sector de Mujeres (APSM) está conformada por 33 organizaciones en Guatemala. Sus integrantes son mujeres mayas, xinkas, mestizas; jóvenes y adultas; urbanas y rurales que accionan desde diferentes cosmovisiones y luchas. Esta alianza trabaja a nivel mesoamericano junto a otras agrupaciones de mujeres, en especial, en torno a la propuesta de los cuidados y su redistribución vinculada a la red de la vida.

Desde hace varios años, en asamblea general se tomó la decisión de fortalecer los caminos hacia la vida en plenitud, Ütz’ K’aslemal o el Buen Vivir, como propuestas para la organización y sostenibilidad de la vida. Las palabras de las mujeres mayas y xinkas guiaron las reflexiones. Entre sus experiencias y sabidurías ancestrales, reconocimos la importancia de politizar estas propuestas desde sus cosmovisiones, los feminismos y el sentir de las mujeres.

La conciencia sobre las condiciones de las niñas, mujeres y los pueblos está presente, existe la preocupación de que la mayoría de las personas en Guatemala y la región se encuentra en situación de sobrevivencia, en el día a día. El ahora es difícil y genera vulnerabilidad. En este sentido, a partir de reflexiones se acordó la importancia luchar contra las injusticias y también trabajar para construir autonomía, reconectarse con la vida, con el cuidado y continuar con las formas organizativas comunales o barriales.

En un ejercicio de sistematización, las organizaciones de esta alianza visualizaron diferentes acciones para recuperar y recrear prácticas y sentires hacia la vida en plenitud.

Poner la vida al centro

Aunque suene simple, esta frase significa movimiento, ejercicios de pensar y cambiar prácticas y sentires. Cuando colocamos la vida al centro de la existencia, significa que las energías serán para cuidarla y potenciar proyectos de vida y no de muerte. Para nosotras ha significado realizar procesos de memoria histórica y así recuperar y resaltar las prácticas de cuidado hacia la red de la vida. Cuidar el agua, los suelos, el aire, el fuego y vincularnos en ese tejido entre todos los elementos que generan la vida. “Es cambiar el imaginario actual, reconocer que hay otras formas para relacionarnos basadas en una concepción interdependiente de todos los seres y elementos que se constituyen en una red de la vida.”

El futuro ya fue, contar el tiempo desde lo milenario

Al sentir la vida desde la conciencia del tiempo milenario, es posible observar cómo las situaciones, procesos o momentos ya han pasado en esta cuenta del tiempo. Este principio filosófico, desde la cosmovisión maya, lleva a la conciencia de la magnitud del cosmos. Ayuda a tranquilizar las ansiedades de la inmediatez que la cultura neoliberal ha impuesto. Este principio nos llama la atención hacia la historia, hacía el recorrido ya hecho.

Poner atención a este principio otorga una ventaja ya que es posible revisar cómo sucedió y qué elementos retomar en situaciones o problemas. Da la oportunidad para decidir desde experiencias u opciones ya vividas por otras, otres, otros. Este ejercicio significa tomar conciencia sobre el tiempo largo para construir el Buen Vivir. El tiempo para cambiar patrones, prácticas, relaciones; para erradicar la violencia.

La acción de contar el tiempo desde la relación con el cosmos o los ciclos de la vida potencia la conciencia de la interrelación de los ciclos de la lluvia, de la luna, de los ciclos menstruales.  Algunos ejemplos de esta práctica son los que se realizan para preparar la tierra de siembra cuando inicia la época de lluvia; los momentos de cosechas y las fiestas para agradecer.

Vivir en plenitud

Las mujeres mayas, xinkas y mestizas han dicho que sentir el Ütz K’aslemal o Buen Vivir es comer las tortillas recién salidas del comal, hechas con la cosecha del maíz; ir a pasear al río transparente, sumergirse en sus aguas y dejar fluir las energías que lleva. Es contemplar las abuelas montañas y sentirse protegidas por los cerros y los volcanes. Es bailar al ritmo de música hasta que el cuerpo diga ya no puedo más. Es reír, sentir las emociones, la alegría, la tristeza, el enojo y vivir con ellas.

Hablan de la vida en plenitud cuando tienen acceso a servicios para cuidar la salud, ir con las comadronas, hueseros, hierberas, médicas, llegar a lugares donde presten los cuidados integrales y con acceso a medicamentos (naturales o químicos). Dialogan sobre la educación como un proceso y así aprender herramientas para la vida, abrir camino para la construcción de conocimiento y sabidurías en todos los ciclos de la vida. Caminar por la noche, regresar a casa sin miedo, sintiendo que las calles son nuestras.

Para la APSM es necesario reflexionar sobre cómo caminar hacia esta tranquilidad en lugares de extrema violencia, cómo sobrevivir a la violencia. En la actualidad, el trabajo por la justicia trata de frenar ese mecanismo de control patriarcal que tiene múltiples expresiones.

Economía para la vida

La APSM entrelaza su trabajo con otros movimientos, otras organizaciones, colectivos, fundaciones, para empujar el trabajo sobre re-pensar las relaciones para la producción, intercambio y el uso de la tierra o los ecosistemas.

La alianza continúa hilando para modificar procedimientos y formas de organización para la vida; reflexiona sobre las tecnologías que utilizan y las que necesitan para mejorar la producción; y han tratado de retomar los intercambios por medio del trueque y el comercio justo.

Tejer la vida ha significado moverse de lugar. Para algunas es regresar a una organización ancestral, para otras ha significado regresar y re-crear prácticas y relaciones. Cada una, tanto individual y comunitariamente, camina y vive con las contradicciones, metidas de pata y placeres, rompiendo con patrones que violentan la vida.