Por: Ancris García Cabezas /Arquitecta, permacultora, muralista y artista plástica 

 

Urgen espacios de juego 

Cada día aumenta la población infantil en Guatemala, un país que no ofrece espacios de desarrollo lúdico para su niñez. Parece no ser importante, ¿por qué?, ¿para qué?, ¿acaso no están perdiendo el tiempo?, ¿debieran estar estudiando en vez de jugando? Podrán ser típicas preguntas de una postura obsoleta que afronta una realidad contundente: las y los niños son el futuro del país, el futuro del mundo y les tocará resolver y afrontar situaciones que en este momento no podemos imaginar. ¿Cómo les podemos apoyar si durarán más tiempo que nosotros en este planeta? Jugando. 

En el mundo existe un movimiento para lograr que toda la niñez juegue y existen estudios* que resaltan cómo durante este proceso, se contribuye a:

  • Mejorar el rendimiento académico posterior
  • Generar auto-regulación y auto-control
  • Potenciar el lenguaje y el alfabetismo
  • Mejorar habilidades matemáticas
  • Potenciar creatividad, iniciativa y alegría
  • Lograr beneficios económicos para la comunidad

Todo esto prepara a las niñas y niños para responder a un mundo constantemente cambiante donde tendrán que ser parte para producir y devolverle al país en el que viven en su etapa productiva. 

Diez parques han sido diseñados funda- mentalmente bajo consideraciones de integración con el entorno, uso de lo existente y local, considerando el ahorro de recursos y priorizando los bene cios para estimular el aprendizaje en distintas áreas, tomando en cuenta la edad y población. El juego es la herramienta que existe para impulsar el desarrollo de la niñez y se está abordando a nivel mundial. Guatemala es pionera en Centro América en proponer eco-parques infantiles inclusivos. El diseño ecológico implica aprovechar los recursos locales y disminuir el impacto ambiental en las intervenciones, respetar los árboles y observar la topografía del terreno para encontrar las soluciones que brinden alegría y embellezcan el lugaractuar, intercambiar, preguntar para conocer a la comunidad. Genera pertinencia hacia lo nuevo, creando un enlace de involucramiento de padres, madres, jóvenes, niñas y niños, respaldando un modelo de sostenibilidad. Además funciona como un símbolo de trabajo en equipo y contribuye a la autoestima colectiva: “les importo, me importa”. 

Es el opuesto a la imposición. 

Un eco-parque precisa de inversión para garantizar durabilidad. El uso de material reciclado, como las llantas, ofrece resistencia a los elementos de la intemperie y la fuerza de la niñez en euforia. Se debe hacer con materiales de buena calidad y necesita mantenimiento, precisa contar con encargados que lo revisen y sepan cómo repararlo, evitando que se vuelva peligroso al ser abandonado. Hacer un eco-parque otorga un espacio para las niñas y niños como protagonistas, para que tengan un lugar seguro donde desarrollar su potencial, mientras se divierten e imaginan que todo les es posible, además de usar esa energía que les sobra. 

El proyecto Ecocabezas ofrece guiar en ello a una población involucrada o iniciativa organizada que pueda acuerpar el proceso, con posibilidades de recaudar o autogestionar los fondos para llevarlo a cabo. Los costos siempre dependerán de la ubicación y tamaño del lugar. 

 

 

www.ecocabezas.com
*A case for Play de Peter Kellock para Playground ideas 2015