Texto y fotos: Asier Vera / Periodista

 

El sueño de Paola Azucena Pérez Meza, de 27 años, era ser maestra y dar clases de Física y Química en el Colegio Mixto Belén, en la Colonia La Florida, zona 19 de ciudad de Guatemala.

Para ello, estaba estudiando en la USAC profesorado en enseñanza media en Química-Biología, al tiempo que trabajaba en un call center de la zona 10 para poder sufragar sus gastos. Su proyecto se vio truncado el 16 de mayo de 2019, cuando salió de su trabajo a las 13:30 horas. Desde esa misma tarde, Paola ya no se volvió a comunicar por teléfono con su madre, Lorena Meza, como hacía cada día.

Ante la desesperación de no saber nada de ella en las siguientes 24 horas, Lorena comenzó a buscarla en hospitales y habló con sus amistades, pero los intentos de encontrarla fueron infructuosos. “Ya no aguantaba más y como una corazonada de mamá, me fui a los siete días al Instituto Nacional de Ciencias Forenses (INACIF) donde la encontré”, asegura a laCuerda Lorena Meza, quien lamenta que a su hija la habían asesinado y tirado su cuerpo en los alrededores del lago de Amatitlán.

Desde entonces, nada ha sabido del caso, salvo que la Fiscalía de Amatitlán lo está investigando sin haber hallado aún a la persona culpable del crimen de su hija, que se suma a las más de 700 mujeres que fallecieron en 2019 por causas asociadas a hechos criminales y que están bajo investigación, según datos del INACIF.

Como sucede con muchos otros asesinatos de mujeres en Guatemala, el crimen de Paola continúa impune.  “No  nos  han  dado  ninguna  respuesta”, lamenta su madre, quien indica que lo único que sabe es que los compañeros de trabajo de su hija la vieron el 16 de mayo en la zona 10 tras salir del call center.

“Estamos luchando para que el expediente de la investigación pase a la sede del Ministerio Público (MP) en Gerona para que tengamos una respuesta más rápida, porque no tenemos ninguna información, ni hay ninguna persona detenida, ni se ha realizado ningún cateo”, asegura. Así, critica que a pesar de que el MP “dice que nos llamarán, no nos han llamado para darnos ninguna respuesta”.

Su último acto de desesperación

Ha sido participar en ciudad de Guatemala en la manifestación del pasado 25 de noviembre de 2019, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la mujer, con dos grandes fotos de su hija en las que se leía ‘Joven universitaria trabajadora. ¡Queremos Justicia! Paola P. Meza’.  Durante la marcha, Lorena no pudo evitar las lágrimas al asegurar que “como madre me desespero y todos los días tengo ganas de ir al MP para que hagan el favor de investigar, pero me quedo con manos atadas hasta que ellos avisen quiénes son los culpables”.

La madre de Paola cree que “posiblemente”, quien asesinó a su hija es una “persona conocida de ella”, ya que, según indica, en la vida “hay enemigos en todas partes y puede ser hasta en el trabajo o en la iglesia evangélica, a donde ella asistía como cantante del coro”. 

Pese a la impunidad del caso, no pierde la esperanza de que “se haga justicia” y recalca que su otra hija, Sara Pérez, está estudiando Derecho en la USAC “y ahora ella está muy empapada y metiéndose en el caso de su hermana”.

Así, Sara Pérez reconoce que, pese al retraso en resolver, “tenemos la esperanza de que se logre dar con los culpables de lo que le hicieron a mi hermana, quien fue estrangulada y abandonada en una aldea de Amatitlán”. “Estoy muy consciente de que hay muchos casos anteriores, pero confío en que no todas las personas son corruptas y se haga justicia para saber quiénes fueron los que le quitaron el derecho a la vida y paguen por lo que hicieron”.

Pérez recuerda a Paola Azucena como una persona “luchadora, fuerte y trabajadora, porque si no hubiera sido por ella, yo no hubiera podido salir adelante con mis estudios, dado que siempre me decía que yo debía lograr lo que soñaba”.

“La justicia siempre llega”

Por su parte, la presidenta de la Comisión de la Mujer de la Corte Suprema de Justicia, Delia Dávila, recomienda a la familia de Paola que “no pierdan la esperanza en la justicia, porque siempre llega” y, en este sentido, detalla a laCuerda que entre 2017 y 2019, se han dictado en Guatemala un total de 509 sentencias por delitos de femicidio, “la máxima expresión de violencia que termina con la vida de las mujeres”. Sólo por violencia contra la mujer en el citado periodo, se dictaron  20 mil 965 sentencias, de las cuales 15 mil 047 fueron en su manifestación física, 5 mil 369 en la psicológica, 208 en la sexual y 341 en su faceta económica.

Además, asegura que en los últimos tres años se han contabilizado 41 mil 602 sentencias por delitos contenidos en la Ley de Femicidio y otras Formas de Violencia contra la Mujer, considerando que  “tenemos  también  muchos  casos  de  los  delitos recogidos en el Decreto 9-2009, que es la Ley contra la Violencia Sexual, Explotación y Trata de Personas”; casos de violación, agresión sexual, explotación sexual, promoción de la prostitución y trata de personas, donde “más del 83 por ciento de las víctimas es mujer, niña o adolescente”.

Dávila niega que en Guatemala la impunidad afecte al 97 por ciento de los casos de violencia contra la mujer, desmintiendo los datos ofrecidos por el Sistema Integrado de Justicia. Así, apuntó que entre enero y noviembre de 2019, habían ingresado a control jurisdiccional 11 mil 816 casos, de los cuales 3 mil 318 concluyeron con sentencias dictadas. De esta manera, aclara que la cifra del 97 por ciento se debe a que “lo están tomando de casos ingresados al MP y casos que salen resueltos en el Organismo Judicial (OJ), si bien muchos de los que entran a la Fiscalía pueden ser desestimados o tener otras salidas desjudicializadoras y, por tanto, no llegan al (OJ)”.

Más allá de estadísticas, Paola Azucena Pérez Meza es otra joven más, cuyos sueños quedaron estancados para siempre tras un crimen que sigue sin justicia.