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De acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la llegada de la Covid-19 a Guatemala supuso más que una crisis sanitaria. La pandemia encontró un país roto, con altos índices de desigualdad social, económica y política que afectan principalmente a las mujeres, la niñez y a grupos indígenas. Agudizó condiciones preexistentes como, por ejemplo, la frágil seguridad alimentaria, sobre todo de las familias que ya subsistían por debajo del umbral de pobreza; profundizó las desigualdades de género por el aumento desproporcionado de desempleo y la carga de trabajo no remunerado y de cuidados, históricamente impuesto a las mujeres, entre otros.

La CEPAL estimó, en mayo de 2020, que a finales del año, el 21.8 por ciento de la población se encontraría en situación de extrema pobreza y el 59.9 por ciento en pobreza, sin embargo, las cifras estaban condicionadas por el cumplimiento de planes y políticas que el Estado debía implementar para garantizar el bienestar de todas las personas, empero los programas del gobierno no fueron del todo eficaces.1

Como atenuante a este panorama, en Guatemala existe una luz al final del túnel: la Iniciativa 5452, Ley de Desarrollo Económico de las Mujeres (LeyDEM). Este proyecto de ley garantiza una reactivación económica integral y humana para toda la población, en donde se reconozcan los derechos de todas las mujeres otorgando los recursos necesarios para su desarrollo autónomo.

Según Miriam Suyuc, integrante de la Plataforma LeyDEM, la iniciativa tiene un discurso que se ajusta a la realidad que se está viviendo tras la crisis de salud mundial, aunado a las consecuencias de las tormentas Eta e Iota en el país. “Las mujeres en Guatemala somos mayoría y también somos quienes estamos en condiciones más desfavorables en cuanto a la economía. Lo que permite [la LeyDEM] es contar con los recursos específicos para que las mujeres puedan emprender o dar continuidad a proyectos propios, como la producción de alimentos. Es precisamente para que las mujeres puedan llevar el proceso de empoderamiento económico en beneficio de ellas y sus familias”, explica.

Por su lado, la diputada Sonia Gutiérrez señala que este proyecto de ley contribuirá a reducir los índices de pobreza “mientras más mujeres pueden aportar a la productividad de sus comunidades a través de créditos, capacitaciones y asistencia técnica, fortaleciendo la economía local”.

Ferviente oposición

Gutiérrez advierte que pese al impacto positivo que pueda tener la aprobación de la Ley de Desarrollo Económico de las Mujeres, el conservadurismo y la extrema derecha que imperan en el Congreso de la República entorpecen la evolución de iniciativas de ley que pretenden dotar de herramientas a las mujeres.

Mientras tanto, Mishel García, consultora del Centro de Investigación, Capacitación y Apoyo a la Mujer (CICAM) y a su vez parte de la Plataforma LeyDEM, considera que la resistencia frente a estos temas radica “en el sistema patriarcal y machista”. También reitera que la libertad económica de las mujeres consolida bienestar para todas las personas. García añade que en 2020 se intentó agendar la iniciativa 5452 en tres oportunidades, pero en ninguna se alcanzó su primera lectura porque “hay varios diputados que están en contra de temas de género, además otros que no se informan”.

Suyuc, por otro lado, sostiene que el principal obstáculo para la aprobación de esta iniciativa es el modelo económico vigente, que funciona únicamente para concentrar el capital y así enriquecer aún más a pequeños sectores de la población. “El Congreso tiene una fuerza desde la derecha y sí, es una limitante, sin embargo, nos sentimos optimistas y creemos que esta propuesta de ley no choca necesariamente con esas ideas radicales. La iniciativa es una apuesta que está planteada para fortalecer los compromisos del Estado con los derechos de todas”, dice.

Ahora, tras los cambios en el organismo legislativo, la Plataforma deberá entretejer nuevos lazos con quienes integren la Comisión de la Mujer, que por cierto es presidida por Victoria, una bancada sin representación de mujeres; también reunirse con la nueva Junta del Foro Parlamentario de la Mujer y trabajar conjuntamente con actores que orienten sus esfuerzos en el desarrollo económico basado en equidad y condiciones dignas para todas las personas.

“Seguimos organizadas”

Pese a que durante el año pasado no se lograron los avances esperados, las mujeres que conforman la Plataforma LeyDEM continúan organizadas y gestionando las acciones necesarias para seguir socializando la iniciativa de ley con mujeres diversas en múltiples regiones del país, y con las bancadas que aún no han dado su voto de confianza para que el proyecto pase a primera lectura.

En tanto, Gutiérrez, diputada de Winaq, espera en este 2021 poder legislar orientada a la reactivación económica, pero “no desde la economía tradicional, sino con una visión integral y enfocada en aquellas personas vulneradas”. Concluye, además, que quienes han mostrado interés en la iniciativa, seguirán insistiendo en su aprobación.

García reconoce igualmente los esfuerzos de las más de 80 organizaciones que conforman la Plataforma LeyDEM y sobre todo a las mujeres que impulsan la iniciativa mientras participan en otras actividades económicas. “En la plataforma hay mujeres pescadoras, tejedoras, agriculturas y toda una gran diversidad aglomerada y pensando en el desarrollo integral de la economía”, precisa. La entrevistada también invita a otras mujeres para que se sumen a este “espacio legítimo y abierto a la participación” para lograr reducir las brechas de desigualdad y encontrar el camino para el Buen Vivir colectivo.

 

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